sábado, 7 de noviembre de 2009

Paniculopatia edematosa fibroesclerosante...es la Celulitis!



¿Qué es la celulitis?
Para explicarlo sencillamente, celulitis es la “gordura” que no se puede perder. Mientras la gordura normal se puede perder con un régimen común de dieta y ejercicios, la celulitis no, porque no es sólo grasa.
Es un tejido con una consistencia similar a la gelatina que está formado por agua, grasa y residuos, atrapados en compartimientos inamovibles debajo de la piel. Estos compartimientos actúan como esponjas que absorben gran cantidad de agua, se hinchan y sobresalen, formando esos bultos tan característicos.
Vemos entonces que la celulitis no es una gordura común. Y por esa razón las dietas más estrictas no dan resultado. Cuando la ingesta de alimentos es menor que la requerida, automáticamente el cuerpo obtiene las calorías faltantes quemando sus propias reservas de grasa. Esto hará que desaparezca la grasa en muchas areas del cuerpo pero la celulitis permanecerá, pues no se quema como la grasa normal. La dieta adecuada consiste en purificar el cuerpo del exceso de agua y desechos tóxicos sin forzar a quemar las grasas en áreas innecesarias. De esta manera evitamos la pérdida de grasa en zonas como el busto, que se volvería fláccido y caído, atentando contra la armonía del cuerpo.
Por ello dada su importancia, nos dedicaremos mas adelante a relatar la forma correcta de alimentarse a fin de evitar ese gran fantasma que atenta contra la belleza femenina: La celulitis.
¿Es hereditaria?
Si, lo es. Lo corroboramos diariamente en el consultorio con sólo observar las deformaciones de la silueta de la madre que acompaña a su hija adolescente con los primeros síntomas de la enfermedad. Pero no hay necesidad de aceptar esos muslos o rodillas porque su madre los tiene. Se pueden hacer muchas cosas para evitarlo y este libro le enseñará qué y cómo hacerlo.

¿Por qué los hombres no tienen celulitis?
La razón es que esta enfermedad es hormono-dependiente. Significa que tiene estrecha relación con las hormonas femeninas. Por esta razón comienza su insidioso devenir con la pubertad agravándose cada vez que aumenta en la mujer el tenor de estrógenos-progesterona como sucede por ejemplo durante los embarazos.
¿Cuándo comienza a instalarse?
Los primeros síntomas aparecen siempre en la pubertad. El descuido por la falta de atención ante la creciente deformación de los miembros inferiores en esta época decisiva de la vida, marca para siempre a las jovencitas. Cada embarazo produce una agravación de la celulitis, lo que provoca en la mujer, joven aún, depresiones y frustraciones que inciden psicológicamente sobre todo el grupo familiar. A medida que pasa el tiempo, se acrecienta el hábito del sedentarismo, disminuyendo los requerimientos calóricos, lo que trae aparejado un paulatino aumento de peso. Si a esto le agregamos una mayor ingesta alimentaria, tenemos el cuadro típico de la obesidad, que a su vez actúa negativamente sobre el proceso. Más tarde sobreviene la menopausia marcando el ultimo eslabón de este devenir fenoménico.
Actualmente se admite que las perturbaciones iniciales se originan en las delicadas estructuras nerviosas del cerebro a raíz de agresiones externas como choques psíquicos, stress repetido, frustraciones etc.
En resumen, podemos afirmar que toda mujer, no importa su edad, debe estar atenta a la celulitis. A los 30 años, pocas mujeres están libres de ella.
¿Cómo se forma la celulitis?
El cuerpo humano es una de las máquinas más hermosas y funcionales que se hayan jamás diseñado. Es piel y huesos, nervios y músculos, sangre y órganos, todas trabajando simultáneamente bajo la dirección de ese brillante, misterioso e inigualable computador que es el cerebro.
Cada una de sus partes tiene una función definida en el esquema total de la vida. Nosotros nos vamos a abocar a sólo uno de los aspectos de ese esquema: el tejido conjuntivo.
Todos los músculos del cuerpo se hallan cubiertos por un acolchado formado por tejido conjuntivo y grasa. Este acolchado, que varía en su espesor, es el encargado de darle la suavidad característica a las líneas femeninas. El tejido conjuntivo está integrado fundamentalmente por una especie de red de sostén en la que se ubican las células adiposas. Circulan constantemente entre ellas los líquidos nutritivos: agua, sangre y linfa. Estos líquidos contienen el oxígeno y las sustancias nutritivas indispensables para la piel y también limpian a los tejidos de toxinas. La libre afluencia de los líquidos asegura el mecanismo de intercambio entre las células y el medio que las rodea. Cuando el proceso de eliminación de toxinas se hace más lento, algo cambia en las zonas propensas a la celulitis. El tejido conjuntivo, saturado de agua y toxinas, se espesa, endurece, y se forman los típicos posos y grumos, recordando a la superficie de una gruesa cascara de naranja, esa textura tan característica de la celulitis.
¿Qué causas la desencadenan?
Las causas que desencadenan y contribuyen a la formación de la celulitis son:
A. Estrés
B. Fatiga
C. Tensión nerviosa
D. Malos hábitos alimentarios. Constipación
E. Consumo de poca cantidad de agua
F. Respiración deficiente
G. Vida sedentaria
H. Permanencia en ambientes con aire viciado
I. Alteraciones en circulación (várices)
J. Hábito de fumar
Todos estos factores alteran de alguna manera el proceso de eliminación de sustancias tóxicas de los tejidos. Y por ese motivo contribuyen a la instalación de los trastornos circulatorios desencadenados por las hormonas femeninas.
La celulitis puede considerarse como una forma de envenenamiento del tejido conjuntivo. Nuestro cuerpo tiene un maravilloso sistema para eliminar toxinas a través de pulmones, hígado, riñones, intestinos y piel. Pero cuando se cometen abusos, no es posible completar el proceso normal de eliminación. Esta eliminación puede producirse eficazmente para un consumo diario normal, pero no si éste es excesivo: alcohol, café, té, especias, chocolate, crema, manteca, grasa animal, fritos.
Debe evitarse o restringirse al mínimo (y nunca hacerlo sin prescripción médica) la ingestión de médicamentos.
El hábito de fumar produce en el organismo alteraciones de las paredes arteriales que llevará a su endurecimiento, proceso que se conoce como arteritis obliterante. El tejido celulítico, cuya circulación ya está comprometido por el proceso en sí, vería aún más afectada su oxigenación.
¿Dónde se localiza?
La celulitis puede ser generalizada o bien localizarse en zonas especificas, lo que es mucho más frecuente
Celulitis generalizadaAparece casi exclusivamente en mujeres obesas, con hábitos alimentarios desequilibrados. Comienza en la pubertad, acompañada de obesidad acentuada en ambos miembros inferiores que muestran así tempranamente trastornos circulatorios. Durante la segunda década de su vida se producen bruscos aumentos de peso desencadenados por las alteraciones propias de los embarazos, abortos y partos.
En la cuarta década se hace progresiva la obesidad. Aparecen los primeros síntomas de artrosis agravados en los miembros inferiores por el excesivo peso que están obligados a soportar. Esto ocasiona importantes trastornos estéticos.
La menopausia marca un recrudecimiento del proceso y la paciente muy obesa, muestra la deformación fibrogeloide de su tejido conjuntivo en todo su cuerpo, desde la nuca hasta los tobillos.
Este tipo de celulitis es la más complicada desde el punto de vista terapéutico, la que causa mayor defecto estético y la más rebelde al tratamiento si éste no se realiza en forma correcta.
Celulitis localizada
Las celulitis localizadas originan fenómenos dolorosos, cuya intensidad no siempre está relacionada con las dimensiones del infiltrado. Las zonas donde la celulitis muestra preferencia son: la parte superior interna y posterior de los muslos; la parte interna de las rodillas; el abdomen; las nalgas; los tobillos; la parte inferior de la espalda; la parte superior de los brazos; la parte superior de la espalda, justo debajo de los hombros.Todavía esta en discusión porque la celulitis se ubica con preferencia en estas áreas.
Aunque la celulitis puede ser particular por las zonas que ataca, no lo es en cuanto a quién ataca. Mujeres de todos los tamaños y talles, de cualquier peso y edad son todas vulnerables. Como vemos la celulitis no tuene prejuicios.
¿Hay distintos tipos de celulitis? Si, ya que la celulitis presenta aspectos diferentes según las características del tejido afectado, por lo que podemos clasificarlas en:
A. Celulitis dura
B. Celulitis fláccida
C. Celulitis edematosa
D. Celulitis mixta
Celulitis duraSe encuentra en mujeres jóvenes de buen físico y generalmente deportistas o bailarinas, cuyos tejidos son firmes y bien tonificados y sin edema, lo que dificulta su reconocimiento. La patología, sin embargo, se hace evidente por medio de la prueba de pellizcamiento y aparición de la “piel de naranja”.
La zona afectada se presenta rígida, con aspecto de masa compacta. La piel que la recubre está aumentada de espesor en forma regular y uniforme.
La gran distensión ocasionada por la enfermedad produce la ruptura de las fibras elásticas de la piel y la aparición de grietas de color rojizo o blanco. Estas aparecen solamente en celulitis dura y están más relacionadas con el tipo de piel que con el proceso mismo.
Encontramos esta variedad de la enfermedad en:
A. Personas obesas que todavía no han sido sometidas a tratamiento de adelgazamiento.
B. Pacientes de peso medio o ligeramente superior a lo normal (son los más frecuentes)
C. Pacientes de peso normal o ligeramente inferior que tienen el proceso muy localizado, aislado y bien determinado
Celulitis fláccidaEs típica de las personas sedentarias o de aquellas que alguna vez fueron activas y ya no lo son. Algunas nacen con predisposición a padecerla, apareciendo en estos casos en forma temprana, en la pubertad y aún en la niñez.
También son proclives a ella aquellas pacientes que se sometieron a reiterados y severos tratamientos dietéticos y que, habiendo bajado bruscamente de peso, lo recuperaron de igual manera apenas suspendido el régimen.
Los tejidos blandos, sin consistencia debido al poco tono muscular que tienen, producen deformaciones que se hunden y aplastan a la menor presión tomando distintos aspectos de acuerdo al estado posicional del paciente. Al deambular se aprecia el balanceo característico de la masa celulítica que tiende a ocupar grandes zonas, flotando entre la piel y los músculos en forma de pliegues y bultos fláccidos. Esto hace que sea una afección muy evidente y muy poco atractiva.
El signo de la “piel de naranja” está presente en todo su esplendor, a veces sin necesidad de pellizcamiento a simple vista.
Son frecuentes las várices y varicosidades, así como también los edemas blandos o hinchazones con mucha retención de líquidos. Los miembros duros y torpes dificultan la deambulación que es lenta e insegura.
El estado general de la paciente se encuentra afectado y los síntomas que aparecen son:
A. Fatiga permanente
B. Debilidad general
C. Mareos
D. Tendencia a la hipotensión
E. Nerviosismo e insomnio
Tanto los mareos como la hipotensión se producen durante breves instantes, al cambiar bruscamente de posición y se explica por la afluencia de gran cantidad de sangre a estas regiones en detrimento de la circulación cerebral. El equilibrio se restablece rápidamente volviendo la presión sanguínea a sus valores normales.
Celulitis edematosaSe encuentra en pacientes de toda edad, pero es más frecuente entre jóvenes y adolescentes. Es la forma de la celulitis de la pubertad y, cuando aparece en mujeres adultas, éstas refieren haber padecido siempre de “piernas gruesas”. Esta forma clínica por su aparición precoz, presenta graves consecuencias, tanto psicológicas como físicas.
Se localiza principalmente en los miembros inferiores a los que invade en su totalidad y hace que se presenten a la inspección con un aumento uniforme de tamaño, sin aparente deformación.
El “signo de piel de naranja” aparece desde sus inicios, facilitando de este modo el diagnostico precoz.
Debemos considerar esta variedad clínica como una enfermedad seria, ya que por la precocidad de aparición como por las graves consecuencias que ocasiona y que son la dificultad de movilización, acompañada de dolor de los miembros inferiores, que hace cada vez más limitada la de ambulación. Esto puede comprobarse en el caso de aquellas mujeres menopáusicas con enormes piernas, prácticamente incapacitadas de caminar.
No debemos descuidar las graves consecuencias psicológicas que se producen en las jovencitas que presentan piernas gruesas, desproporcionadas a su físico, de andar torpe, sin gracia y a las que nadie considera necesario someter al tratamiento. No debe sorprendernos encontrar en ellas trastornos emocionales, complejos, inhibiciones, pérdida de entusiasmo debido al ridículo aspecto de sus piernas incapaces de provocar la admiración de los hombres.
Celulitis mixtaEn general las formas de celulitis dura, fláccida y edematosa no se encuentran en forma pura, sino que pueden aparecer en forma mixta.
Por ejemplo, hay pacientes que presentan la variedad dura en la parte externa del muslo, y acompañada de celulitis fláccida en la parte interna. Otra sería una celulitis dura en las piernas asociada a fláccida en el abdomen.
¿Cómo se reconoce la celulitis?
Sabemos que la celulitis es diferente de la gordura, aunque en ocasiones ambas coexisten haciendo más complicado el proceso.
La gordura al comprimirla tiene una textura suave, no presentando ni bultos ni protuberancias.
En cambio, la celulitis en casos avanzados presenta, ya a simple vista, un aspecto irregular con bultos y depresiones característicos.
Cuando el proceso se acaba de iniciar podemos ponerlo en evidencia mediante un sencillo procedimiento que se realiza de la siguiente manera:
Se presionan los tejidos entre el dedo índice y pulgar o entre las palmas de las manos. Si hay celulitis, la piel se pocea y toma el aspecto de “piel de naranja”. También se observa una sensibilidad característica que no se presenta al comprimir una zona libre de celulitis y que es índice de la compresión que el tejido celulítico realiza sobre las delicadas terminaciones nerviosas. En un estado más avanzado, los tejidos afectados se vuelven fláccidos y muy sensibles.

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